Nuestra Historia

De humildes orígenes a líderes en diseño

Con más de 50 años de experiencia en el mercado, en Centro de Terrazos y Azulejos no solo somos expertos en ofrecer losas de calidad, sino en transformar cada rincón de tu hogar.

La fundación de un sueño (1970)

En 1970, junto a su esposa Doña Genoveva Santiago, Don Jesús dio el valiente paso de abrir un modesto establecimiento de madera y techo de zinc. Con apenas algunas herramientas básicas y una selección inicial de terrazos puertorriqueños y losas, atendían de puerta en puerta a los vecinos del área oeste. Su honestidad en el trato, el afán de explicar cada detalle técnico y la capacidad de escuchar las necesidades de cada cliente fueron clave para que, en pocos años, su pequeño quiosco se convirtiera en un referente local.

Visión de crecimiento y profesionalización

Consciente de que la calidad debía ir de la mano de la innovación, Don Jesús invirtió sus primeros ahorros en ampliar su taller y en el aprendizaje constante: asistió a ferias de construcción en San Juan, se asesoró con especialistas y se formó en nuevos métodos de corte y pulido. Esa pasión por mantenerse actualizado sentó las bases para la constitución formal de la Corporación Centro de Terrazos y Azulejos en 1990, momento en que sus hijos Jaime y Edgar comenzaron a integrarse plenamente a la gestión.

Legado y valores que perduran

Para Don Jesús, el negocio siempre fue más que transacciones comerciales: era una extensión de su familia. Promovió la formación de su equipo en servicio al cliente, impulsó alianzas internacionales (como la importación desde España) y, sobre todo, defendió la honestidad, el respeto y la solidaridad con la comunidad. Bajo su liderazgo, CTA se convirtió en un espacio de oportunidades laborales y en un punto de encuentro para arquitectos, diseñadores e instaladores que buscaban un aliado de confianza.

El paso al relevo y su huella imborrable


Aunque ahora la dirección recae en la tercera generación, encabezada por el ingeniero Wesley Quiñones, los principios de Don Jesús siguen vivos en cada rincón de nuestras instalaciones: en la atención personalizada del showroom, en el rigor de los procesos de selección de producto y en la fuerza de una familia que aprendió de él una lección fundamental:

“Un negocio no se construye solo con ladrillos, sino con valores.”